top of page
Foto del escritorAmenhotep VII

Yo soy Eso - Nisargadatta Maharaj



EL SENTIDO DE "YO SOY"

Pregunta: Un hecho de nuestra experiencia diaria es que al despertarnos, el mundo aparece de pronto. ¿De dónde sale?

Maharaj: Antes de que algo pueda venir a la existencia tiene que haber alguien que lo perciba. Toda aparición y desaparición presupone un cambio con relación a un fondo que no cambia.

P: Antes de despertarme, yo estaba inconsciente.

M: ¿En qué sentido? ¿En el de haber olvidado o en el de no haber experimentado? ¿No experimenta usted incluso cuando está inconsciente? ¿Puede usted existir sin conocer? Un lapsus en la memoria ¿es prueba de no-existencia? ¿Y puede hablar con validez sobre su propia no-existencia como una experiencia real? Ni siquiera puede decir que su mente no existía. ¿No se despertó cuando lo llamaron? Y al despertarse, ¿no fue la sensación de «yo soy» lo que llegó primero? Entonces, alguna semilla de consciencia debe existir, incluso durante el sueño. Al despertar la experiencia se desarrolla así: «Yo soy el cuerpo en el mundo». Puede parecer que surge en forma de secuencia pero de hecho todo es simultáneo, es una sola idea, la de tener un cuerpo en un mundo. ¿Puede existir la sensación de «yo soy» sin ser este o aquel?

P: Yo siempre soy alguien, con sus recuerdos y sus hábitos. No conozco otro «yo soy».

M: ¿Tal vez algo le impide conocerlo? Cuando usted ignora algo que los demás saben, ¿qué es lo que hace?

P: Busco la fuente de su conocimiento bajo su instrucción.

M: ¿No es importante para usted saber si es simplemente un cuerpo o alguna otra cosa? ¿O quizá nada en absoluto? ¿No ve que todos sus problemas son los problemas de su cuerpo? Alimento, vestido, techo, familia, amigos, nombre, fama, seguridad, supervivencia, todo esto deja de tener sentido en el momento en que usted comprende que tal vez no sea simplemente un cuerpo.

P: ¿De qué sirve saber que no soy el cuerpo?

M: Incluso decir que usted no es el cuerpo, no es totalmente correcto. En cierto modo usted es todos los cuerpos, los corazones, las mentes y mucho más. Profundice en el sentido de «yo soy» y lo descubrirá. ¿Cómo encuentra usted algo que ha olvidado? Lo mantiene en la mente hasta recordarlo. El sentido de ser, de «yo soy», es lo primero que surge. Pregúntese de dónde sale o simplemente obsérvelo con tranquilidad. Cuando la mente permanece en el «yo soy» sin moverse, se entra en un estado que no se puede expresar con palabras, pero que se puede experimentar. Lo único que debe hacer es intentarlo una vez y otra. Después de todo, el sentido de «yo soy» siempre está con usted, sólo que usted le ha añadido todo tipo de cosas: el cuerpo, sentimientos, pensamientos, ideas, posesiones, etc. Todas estas autoidentificaciones son equívocas. A causa de ellas usted cree ser lo que no es.

P: Entonces, ¿qué soy yo?

M: Con que sepa lo que usted no es, es suficiente. No necesita saber lo que es, ya que mientras el conocimiento signifique descripción en términos de lo ya conocido, de lo perceptual o conceptual, no puede haber autoconocimiento, puesto que lo que usted es no puede ser descrito, excepto como negación total. Lo único que puede decir es: «yo no soy esto, yo no soy aquello», no puede decir: «esto es lo que soy». Sencillamente no tiene sentido. Lo que pueda señalar como «esto» o «aquello» no puede ser usted. Ni tampoco puede ser «otra cosa». Usted no es algo perceptible o imaginable. Y sin embargo, sin usted, no puede haber percepción ni imaginación. Usted observa el sentir del corazón, el pensar de la mente, el actuar del cuerpo; el propio acto de percibir muestra que uno no es lo que percibe. ¿Puede haber percepción o experiencia sin usted? Toda experiencia tiene que «pertenecer» a alguien. Alguien debe llegar y proclamarla como propia. Sin el experimentador la experiencia no es real. El experimentador es el que aporta realidad a la experiencia. Una experiencia que usted no pueda tener, ¿de qué le sirve?

P: El sentido de ser el experimentador, el sentido de «yo soy», ¿no es también una experiencia?

M: Evidentemente, todo lo que se experimenta es una experiencia. Y en toda experiencia surge el experimentador. La memoria crea la ilusión de continuidad. En realidad cada experiencia tiene su propio experimentador y el sentido de identidad se debe al factor común que está en la raíz de toda relación experimentador-experiencia. Identidad y continuidad no son lo mismo. Al igual que cada ñor tiene su propio color, pero todos los colores son originados por la misma luz, en la conciencia no-dividida e indivisible en si misma, aparecen muchos experimentadores, cada uno separado en la memoria, aunque idénticos en esencia. Esta esencia es la raíz, el fundamento, la «posibilidad» atemporal e inespacial de toda experiencia.

P: ¿Cómo puedo llegar a ella?

M: No necesita llegar a ella, ya que usted es ella. Si le da una oportunidad vendrá a usted. Abandone su apego a lo irreal y lo real surgirá por sí mismo, rápida y suavemente. Deje de imaginarse que es o que hace esto o lo otro, y la comprensión de que usted es la fuente y el corazón de todo surgirá en usted. Con ello llegará un gran amor que no es elección o predilección, ni apego, sino un poder que hace todas las cosas dignas de amor y adorables.



EL MUNDO REAL ESTÁ MÁS ALLÁ DE LA MENTE

Pregunta: En varias ocasiones se ha planteado la cuestión de si el universo está sujeto a la ley de la causalidad o si existe y funciona fuera de esa ley. Usted parece defender la idea de que no tiene causa, que todo, por pequeño que sea, carece de causa, que surge y desaparece sin razón alguna.

Maharaj: Causalidad significa sucesión en el tiempo de hechos que ocurren en el espacio, tanto en el espacio físico como en el mental. El tiempo, el espacio y la causalidad, son categorías mentales, que surgen y desaparecen con la mente.

P: Entonces mientras opere la mente, la causalidad es una ley válida.

M: Como todas las cosas mentales, la llamada ley de causalidad se contradice a sí misma. Nada en la experiencia tiene una causa particular; la totalidad del universo contribuye a la existencia de incluso la cosa más pequeña; nada podría ser como es, si el universo no fuera como es. Cuando el origen y el fundamento de todas las cosas es la única causa de todas las cosas, hablar de causalidad como una ley universal es erróneo. El universo no está limitado por su contenido, puesto que sus potencialidades son infinitas; además es una manifestación o una expresión de un principio fundamental y totalmente libre.

P: Sí, puedo entender que hablar de una cosa como la única causa de otra cosa no es correcto. Pero en la vida real invariablemente iniciamos cualquier acción con vistas a lograr un resultado.

M: Sí, hay mucha actividad de ese tipo debido a la ignorancia. Si la gente supiera que nada puede ocurrir a menos que todo el universo lo haga ocurrir, conseguiría mucho más con mucho menos gasto de energía.

P: Si todo es una expresión de la totalidad de las causas, ¿cómo podemos hablar del propósito de una acción dirigida a un logro? M: La propia urgencia de lograr algo también es una expresión de la totalidad del universo. Simplemente muestra que el potencial de energía ha surgido en un punto determinado. Lo que le hace a usted hablar de causalidad es la ilusión del tiempo. Cuando el pasado y el futuro se ven en el ahora atemporal, como partes de un patrón común, la idea de causa y efecto pierde su validez y en su lugar aparece la libertad creativa.

P: Sin embargo yo no puedo imaginar cómo algo puede ocurrir sin tener una causa. M: Cuando digo que una cosa no tiene causa, quiero decir que puede existir sin una causa particular. Su propia madre no era necesaria para que usted naciera; podría haber nacido de cualquier otra mujer. Pero no podría haber nacido sin el sol y la tierra. Incluso estos no podrían haber causado el nacimiento de usted sin el factor más importante: su propio deseo de nacer. Es el deseo lo que produce el nacimiento, lo que da nombre y forma. Lo deseable es imaginado y querido y se manifiesta como algo tangible o concebible. Y así es como se crea el mundo en que vivimos, nuestro mundo personal, que vemos a través de la red de nuestros deseos, divididos en dolor y placer, bueno y malo, interno y externo. El mundo real está más allá del alcance de la mente. Para ver el universo como es, tiene usted que ir más allá de esa red. No es difícil hacerlo ya que la red está llena de agujeros.

P: ¿Qué son esos agujeros? ¿Y cómo se pueden encontrar?

M: Observe la red y sus muchas contradicciones. A cada paso ustedes hacen y deshacen. Quieren paz, amor, felicidad, y no cesan de crear dolor, odio y guerra. Quieren longevidad y abusan de la comida, quieren amistad y explotan a los demás. Observe su red hecha de tales contradicciones y elimínelas, el hecho de verlas hará que desaparezcan.

P: Dado que el que yo vea las contradicciones las hará desaparecer, ¿no existe una unión causal entre el hecho de verlas y su desaparición?

M: La causalidad, incluso como concepto, no se aplica al caos.

P: ¿Hasta qué punto el deseo es un factor causal?

M: Es uno entre muchos. Para cada cosa existen innumerables factores causales. Pero el origen de todo es la Posibilidad Infinita, la Realidad Suprema, que está en usted y vierte su poder, su luz y su amor en cada experiencia. Pero este origen no es una causa y ninguna causa es un origen. Por eso, yo digo que todo es incausado. Usted puede intentar averiguar cómo sucede una cosa, pero no puede saber por qué una cosa es como es. Una cosa es como es porque el universo es como es.


TRAS LA MENTE, ESTÁ EL SER


Pregunta: De niño, experimentaba con frecuencia estados de felicidad total, cercanos al éxtasis. Más tarde cesaron; pero han reaparecido desde que vine a la India, sobre todo desde que le encontré a usted. Esos estados, aunque son maravillosos, no duran. Llegan y se van y no sé cuándo volverán de nuevo.

Maharaj: ¿Cómo puede haber algo estable en una mente que en sí misma es inestable?

P: ¿Cómo puedo estabilizar mi mente?

M: ¿Cómo puede una mente inestable volverse ella sola estable? Por supuesto que no puede. La naturaleza de la mente es vagar. Lo único que usted puede hacer es centrar la consciencia más allá de la mente.

P: ¿Cómo se hace eso?

M: Rechace todos los pensamientos excepto uno: el pensamiento «yo soy». La mente se rebelará al principio, pero con paciencia y perseverancia cederá y se quedará tranquila. Una vez que usted esté tranquilo, las cosas comenzarán a suceder de forma natural y espontánea, sin ninguna interferencia por parte de usted.

P: ¿Puedo evitar esa batalla con mi mente?

M: Sí, puede. Simplemente viva su vida como venga, pero siempre alerta, vigilante, permitiendo que todo ocurra como ocurre, haciendo las cosas de un modo natural, sufriendo y gozando de lo que le ofrezca la vida. Esta es otra forma de hacerlo.

P: Bueno, entonces puedo casarme, tener hijos, llevar un negocio… ser feliz.

M: Claro que sí. Puede que sea feliz o puede que no; acepte lo que la vida le traiga. P: Pero yo quiero la felicidad. M: La verdadera felicidad no puede hallarse en las cosas que cambian y pasan. El placer y el dolor se alternan de un modo inexorable. La felicidad procede del ser y sólo puede hallarse en el ser. Encuentre su ser real (swarupa) y todo lo demás llegará con él.

P: Si mi ser real es paz y amor, ¿por qué es tan inquieto?

M: Su ser real no es inquieto, aunque su reflejo en la mente así lo parezca, puesto que la propia mente es inquieta. Es como el reflejo de la luna en el agua movida por el viento, El viento del deseo mueve la mente, y el «yo», que no es sitio un reflejo del Ser en la mente, parece cambiante. Pero estas ideas de movimiento, inquietud, placer y dolor, están todas en la mente. El Ser está más allá de la mente, consciente pero inafectado.

P: ¿Cómo podemos llegar a él?

M: Usted es el Ser, aquí y ahora. Deje la mente tranquila, sea consciente y desapegado y se dará cuenta de que un aspecto de su verdadera naturaleza es permanecer alerta, desapegado, y observar cómo los hechos van y vienen.

P: ¿Cuáles son los otros aspectos?

M: El número de aspectos es infinito. Comprenda uno y los comprenderá todos.

P: Dígame algo que pueda ayudarme.

M: ¡Usted es quien mejor sabe lo que necesita!

P: Estoy inquieto. ¿Cómo puedo conseguir paz?

M: ¿Para qué necesita paz?

P: Para ser feliz.

M: ¿No es feliz ahora?

P: No, no lo soy.

M: ¿Qué le hace desgraciado?

P: Tengo lo que no quiero y quiero lo que no tengo.

M: ¿Por qué no le da la vuelta? Quiera lo que tiene y no se preocupe por lo que no tiene. P: Quiero lo que es agradable y no quiero lo que es doloroso.

M: ¿Cómo sabe lo que es agradable y lo que no lo es?

P: Por mi experiencia pasada, por supuesto.

M: Guiado por la memoria usted ha estado persiguiendo lo agradable huyendo de lo desagradable. ¿Ha tenido éxito?

P: No, no lo he tenido. Lo agradable no dura y pronto vuelve el dolor.

M: ¿Qué dolor?

P: Tanto el deseo de placer como el miedo al dolor son estados de inquietud. ¿Existe un estado de placer puro?

M: Todo placer, físico o mental, necesita un instrumento. Tanto los instrumentos físicos como los mentales son materiales, por tanto se fatigan y se gastan y el placer que proporcionan es forzosamente limitado en intensidad y duración. Todos sus placeres tienen como telón de fondo al dolor y usted los desea porque sufre. Por otro lado, la propia búsqueda del placer es la causa del dolor. Es un círculo vicioso.

P: Veo el mecanismo de mi confusión, pero no la salida.

M: El propio examen del mecanismo muestra la salida. Después de todo, la confusión está sólo en su mente, que hasta ahora nunca se ha rebelado contra la confusión. Sólo se rebela contra el dolor.

P: Según eso, ¿lo único que puedo hacer es permanecer confundido?

M: Esté alerta. Cuestione, observe, investigue, aprenda todo lo que pueda acerca de la confusión, cómo funciona, cuál es su efecto en usted y en los demás. Cuando la confusión se ve clara, uno se libera de ella.

P: Cuando me miro a mí mismo, descubro que mi deseo más intenso es crear un monumento, construir algo que me sobreviva. Incluso cuando pienso en un hogar, una esposa y un hijo, es porque ellos serían un testimonio duradero de mí mismo.

M: Correcto, constrúyase un monumento a sí mismo. ¿Cómo se propone hacerlo?

P: El material del que esté construido importa poco, con tal que sea permanente. M: Sin duda puede ver por sí mismo que nada es permanente. Todo se gasta, se rompe y se disuelve. El propio suelo sobre el que usted construya terminará por ceder. ¿Qué puede construir que sobreviva a todo?

P: Intelectual y verbalmente, soy consciente de que todo es transitorio. Pero a pesar de ello, mi corazón, de alguna forma quiere permanencia. Quiero crear algo que perdure.

M: Entonces tiene que construirlo con un material duradero. ¿Que posee usted que sea duradero? Ni su cuerpo ni su mente perdurarán. Tiene que buscar en otra parte.

P: Ansío esa permanencia pero no la encuentro por ninguna parte.

M: ¿No es usted mismo permanente?

P: Nací y moriré.

M: ¿Puede decir con certeza que usted no era antes de nacer, y podrá decir cuando haya muerto: «Ahora ya no existo»? Por su propia experiencia no puede decir que no existe. Sólo puede decir «yo soy». Los demás tampoco pueden decirle que «usted no es».

P: Durante el sueño no hay «yo soy».

M: Antes de hacer afirmaciones tan tajantes examine cuidadosamente su estado de vigilia. Pronto descubrirá que está lleno de intervalos en los que la mente se queda en blanco. Vea qué poco recuerda, incluso estando totalmente despierto. No puede decir que no haya sido consciente durante el sueño. Simplemente no lo recuerda. Un vacío en la memoria no es necesariamente un vacío en la consciencia.

P: ¿Puedo llegar a recordar mi estado de sueño profundo?

M: ¡Por supuesto! Al eliminar los intervalos de inadvertencia durante las horas de vigilia, gradualmente eliminará el largo intervalo de inadvertencia mental que usted llama sueño. Entonces será consciente de que está durmiendo.

P: Pero aun así el problema de la permanencia, de la continuidad del ser, sigue sin resolverse.

M: La permanencia es una mera idea, nacida de la acción del tiempo. Y el tiempo depende de la memoria. Lo que usted llama permanencia es una memoria continua durante un tiempo ilimitado. Usted quiere eternizar la mente, lo cual no es posible.

P: Entonces, ¿qué es eterno?

M: Aquello que no cambia con el tiempo. No se puede eternizar algo transitorio, sólo lo inmutable es eterno.

P: Conozco el sentido general de lo que usted dice. No busco más conocimiento, lo único que quiero es paz.

M: Puede lograr toda la paz que quiera, sólo tiene que pedirla.

P: La estoy pidiendo.

M: Debe pedirla con un corazón indiviso y vivir una vida íntegra.

P: ¿Cómo?

M: Aléjese de todo lo que inquiete su mente. Renuncie a todo lo que altere su paz. Si quiere paz, merézcala.

P: Sin duda todo el mundo merece la paz.

M: Sólo la merecen quienes no la perturban.

P: ¿De qué modo perturbo yo la paz?

M: Siendo esclavo de sus deseos y de sus temores.

P: ¿Incluso cuando están justificados?

M: Las reacciones emocionales nacidas de la ignorancia o la inadvertencia nunca están justificadas. Busque una mente clara y un corazón limpio. Lo único que necesita es permanecer tranquilamente alerta, investigando la auténticá naturaleza de sí mismo. Este es el único camino hacia la paz.

4 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentários


bottom of page