COMO DIOS PUEDE CONSIDERARSE SIN LA NATURALEZA Y LA CRIATURA
Moisés dice: “El Señor nuestro Dios no es sino un único Dios”. En otra parte se dice: “De Él, por Él y en Él están todas las cosas”, y aún: “¿No soy yo, hombre, quien llena todas las cosas?”, y más, “A través de su Palabra todas las cosas son hechas”; por tanto, se puede decir que Él es el Origen de todas las cosas: Él es la Eterna Inmensurable Unidad. Por ejemplo, cuando pienso lo que podría existir en lugar de este mundo si los cuatro Elementos, el Firmamento estrellado y la Naturaleza propiamente dicha pudiesen perecer y dejar de existir, y así nunca más se encontrase ninguna Naturaleza o Criatura, acredito que permanecería esta Unidad eterna, de la cual la Naturaleza y la Criatura recibieron su Origen. De la misma forma, cuando pienso conmigo mismo lo que existe a centenas de millares de millas, encima del Firmamento estrellado, o lo que se encuentra en aquel lugar donde no hay Criaturas, acredito que la Eterna Inmutable Unidad está allá, Unidad que es solamente el Bien, de la cual no hay nada ni antes ni después, de la cual no se puede aumentar o disminuir nada, ni así mismo donde esta unidad pudiese tener su Origen. No hay espacio, tiempo o superficie, sino solamente el Dios Eterno, o aquel Único Bien, que el hombre no puede expresar. Otra consideración: ¿cómo este único Dios es triple?. La Santa Escritura nos muestra que este único Dios es triple, esto es, una única Esencia triple, teniendo tres formas de actuación, y siendo aún una única Esencia, como puede ser visto en la emanación del Poder y la Virtud, presentes en todas las cosas, pero especialmente representadas por el Fuego, la Luz y el Eter, que son tres diferentes formas de actuación, y aún así dentro de un único fundamento y substancia. Así como el Fuego, la Luz y el Eter surgen de la vela (aunque la vela no sea ninguno de los tres, pero es la causa de ellos), de la misma forma la Unidad Eterna es la causa y el fundamento de la Trinidad Eterna, que se manifiesta a partir de la Unidad, y se genera a sí mismo, Primero en Deseo o Voluntad, Segundo en Placer o Satisfacción, Tercero en Acción o Expansión. El Deseo o la Voluntad es el Padre, o sea, el activo, la manifestación de la Unidad; es a través de él que la propia Unidad quiere o desea. El Placer o la Satisfacción es el Hijo que la Voluntad quiere o desea, su Amor y Satisfacción, como pudo ser visto en el Bautismo de Nuestro Señor Jesús Cristo, cuando el Padre testimonió diciendo: “¡Tú eres mi Hijo bien amado, a quien Yo he engendrado!” La satisfacción es la comprensión en la voluntad, es por esta comprensión que la voluntad de la Unidad se manifiesta en un espacio y actúa; por su medio la voluntad actúa y realiza y este es el sentimiento y la virtud de la voluntad. La Voluntad es el Padre, esto es, el deseo activo, y la Satisfacción es el Hijo, o la virtud y la acción de la voluntad, y es a través de esta satisfacción que la voluntad actúa; y el Espíritu Santo es el procedimiento de la voluntad a través de la Satisfacción de la virtud, o sea, la vida de la voluntad, de la virtud y de la satisfacción. De este modo hay tres tipos de actuación en la Unidad Eterna, a saber: la Unidad es la propia voluntad y deseo; la Satisfacción es la substancia actuante de la voluntad y un Eterno éxtasis de perceptibilidad en la voluntad; y el Espíritu Santo es el procedimiento del Poder: la similitud que puede ser notada en una planta. La Atracción, que es el Deseo Esencial de la Naturaleza, o sea, la voluntad del Deseo de la Naturaleza, se comprime dentro de una divisa o substancia, para tornarse una planta; y esta comprensión del Deseo se transforma en sentimiento o actuación, donde surge el Poder y la Virtud, por la cual el Magnético Deseo de la Naturaleza o la voluntad fluida de Dios actúa de manera natural. En esta perceptibilidad actuante, la voluntad deseosa magnética es elevada y extasiada saliendo de la Virtud y del Poder actuante; por esta razón ocurre el crecimiento y el aroma de la planta, y así vemos una representación de la Trinidad de Dios en todo lo que crece y vive. Si no hubiese tal perceptibilidad del deseo y una operación emanada de la Trinidad en la Eterna Unidad, ésta sería nada más allá de un eterno silencio, una nada; no habría naturaleza, ningún color, forma o figura; de la misma forma no habría nada en este mundo; sin esta actuación triple no habría mundo en absoluto. Sobre el Verbo Eterno de Dios
La Santa Escritura dice: “Dios hizo todas las cosas por intermedio de su Verbo Eterno”, y aún mas: “Este Verbo es Dios” (Juan – I), lo que comprendemos así: El Verbo es nada más que la voluntad exhalada del Poder y de la Virtud, una variedad distinguida del Poder en múltiplos Poderes; una distribución y un flujo de la Unidad por donde surge el conocimiento. Una única substancia, donde no hay variación o división, que es solamente única, no puede contener conocimiento, y si lo hubiese sería una única cosa, ella misma; pero si la Unidad se divide, entonces la voluntad divisible entra en la multiplicidad y variedad, tal separación ocurre por sí misma. También porque la Unidad no puede ser dividida y partida separadamente, con todo la separación existe y permanece en la voluntad exhalada de la Unidad; la separación de la respiración origina la variedad diferenciada, por la cual la Voluntad Eterna juntamente con la satisfacción y el Procedimiento, penetran en el conocimiento o comprensión de infinitas formas, esto es, en una actuación perceptible y eterna, conocimiento sensual de los poderes, donde una división o separación de la voluntad, un sentido o forma de la voluntad siempre ve, siente, prueba, huele y oye a otra. Esto no es otra cosa sino una actuación sensual, o sea, el gran jubiloso lazo de amor y el más amable único ser eterno.
Sobre el Santo nombre YEHOVA
Los antiguos Rabinos judíos comprendieron, en parte, el Santo Nombre, por haber dicho que éste es el más Elevado y más Santo nombre de Dios, cuyo sentido comprendían como siendo la Divinidad Actuante: esto es verdadero, pues en este sentido de actuación reside la verdadera vida de todas las cosas en el Tiempo y en la Eternidad, en la superficie y en la profundidad; este es el propio Dios, o la Divina Perceptibilidad actuante, Sensación, Invención, Ciencia y Amor, o sea, la verdadera comprensión en la unidad actuante, de donde emergen los cinco sentidos de la verdadera vida. Cada Letra en este Nombre nos anuncia una virtud y una actuación peculiar, o sea, una forma (aspecto) del poder actuante.
Y
Y es la emanación de la eterna e indivisible Unidad, o la dulce gracia y el conocimiento pleno del Poder Divino de tornarse algo. E
E es una triple Y, donde la Trinidad se oculta en la Unidad. Y entra en E y se unen, YE, que es una exhalación de la propia Unidad.
H
H es la palabra o la respiración de la Trinidad de Dios.
O
O es la circunferencia, o el sol de Dios, a través del cual el YE y el H (respiración), hablan a partir del Deleite del Poder y de la Virtud comprimidos.
V
V es la emanación jubilosa de la respiración, o sea, el procedimiento del Espíritu de Dios.
A
A es lo que procede del poder y de la virtud, esto es, la sabiduría; es el objeto de la Trinidad, es por su intermedio que la Trinidad actúa y se manifiesta.
Este nombre es nada más que la articulación o expresión de la actuación triple de la Santa Trinidad en la unidad de Dios. Una lectura complementaria podrá ser encontrada en la explicación de la tabla (cuadro) de los tres principios de la manifestación Divina.
Sobre la Sabiduría Divina
La Santa Escritura dice que la sabiduría es la respiración del Poder Divino, un rayo y un soplo del Omnipotente: también dice que Dios hace todas las cosas por medio de su sabiduría, lo que comprendemos de la siguiente forma: La Sabiduría es la palabra emanada del Poder, Virtud, Santidad y Conocimiento Divino; una semejanza y un agente de la infinita e insondable Unidad; una Substancia a través de la cual el Espíritu Santo actúa, forma y modela, quiero decir, Él forma y modela la comprensión Divina en la Sabiduría; la Sabiduría es el Pasivo y el Espíritu de Dios es el Activo o su Vida, como el alma en el cuerpo. La Sabiduría es el Gran Misterio de la Naturaleza Divina, por ella se manifiestan los Poderes, Aspectos y Virtudes; en ella está la variación del poder y de la virtud, o, de la comprensión: ella es la comprensión divina, o aún, la visión divina, por la cual la unidad es manifestada. Ella es el verdadero caos divino, donde todas las cosas reposan: es la Imaginación Divina, donde las Ideas de los Ángeles y de las Almas han sido vistas en Forma y Semejanza Divina por la Eternidad, aunque hasta entonces no como criaturas, sino en imagen, así como cuando un hombre observa su cara en un Espejo: por tanto la Idea Angelical y humana fluyó de la Sabiduría, y fue formada en una Imagen, como dice Moisés, “Dios creó al Hombre a su Imagen”, o sea, Él creó el cuerpo, y sopló en su interior el soplo de la Emanación Divina, del Conocimiento Divino, de los Tres Principios de la Manifestación Divina.
Sobre el Misterio Magnum
El Misterio Magnun es un objeto de la Sabiduría a través del cual la Palabra viva (el Poder de la voluntad actuante de la comprensión Divina), y la unidad de Dios fluyen para manifestarse. Por el Misterio Magnun surge la naturaleza eterna. Dos substancias y voluntades están siempre comprendidas como parte del Misterio Magnum: la primera substancia es la unidad de Dios, o sea, la Virtud y el Poder Divino, la Sabiduría fluida. La segunda substancia es la voluntad separable, que surge a través del Verbo vivo y claro; ella no tiene su base en la unidad sino en la movilidad de la emanación y respiración, que se transforman en una voluntad, en un Deseo para la Naturaleza, en cualidades tales como el fuego y la luz: en el fuego se comprende la Vida Natural, y en la luz la Vida Santa, o una manifestación de la unidad, por la cual esta unidad se vuelve un Fuego-Amor, o Luz. En este punto u operación, Dios se denomina a sí mismo un afectuoso Dios misericordioso, según el contundente Amor en combustión Ígnea de la Unidad, y un Dios Desconfiado y Furioso según la Región Ígnea, conforme a la Naturaleza Eterna. El Misterio Magnum es el Caos (de donde surgen la Luz y la Oscuridad, o sea, el principio del cielo y del infierno), manifestado y derivado de la Eternidad; este principio que ahora llamamos del infierno, cuya existencia tiene origen en el propio Caos, es la base y la causa del fuego en la Naturaleza Eterna; este fuego en Dios es solamente un amor ardiente, donde Dios no está manifestado en algo, de acuerdo con la unidad; existe aún un angustioso, doloroso e incandescente fuego. Este fuego incandescente es la manifestación de la vida y del Amor Divino, es por medio de este fuego que el Amor Divino o la unidad arde e ilumina por la actuación ígnea del Poder de Dios. Esta etapa es llamada Misterio Magnum, o un Caos, pues de él surgen el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, Vida y Muerte, Alegría y Tristeza, Salvación y Condenación. Ésta es la región de las Almas, Ángeles y de toda Criatura Eterna, tanto buena como mala; es la región del cielo y del infierno, también del mundo visible y de todo lo que en el se encuentra, pues allá todo reposa en una única región, así como una imagen reposa escondida en un pedazo de madera antes de que el artesano la esculpa o modele. No podemos decir que el mundo espiritual haya tenido algún comienzo, pero fue manifestado de la Eternidad fuera de este Caos; la Luz brilló de la Eternidad en la oscuridad, y la oscuridad no la comprendió; como el día y la noche están uno en el otro, son dos, aunque uno. Debo escribir claramente, como si hubiese un comienzo, para una mejor consideración y aprehensión de la región de la Manifestación Divina, y para mejor distinguir la Naturaleza Divina y también para una mejor comprensión de donde vienen el bien y el mal y lo que es el Ser de los Seres. Sobre el Centro de la Naturaleza Eterna
Por la palabra centro comprendemos el inicio de la Naturaleza, o la región más íntima, de donde la voluntad auto-fortalecida se pone en acción natural; la Naturaleza no es más que una herramienta o instrumento de Dios, con lo cual la Virtud y el Poder de Dios operan aunque tengan movimiento propio a partir de la voluntad emanada de Dios: así el centro es el punto o la región de la auto-recepción, donde algo se realiza y de donde proceden las siete propiedades.
Sobre la Naturaleza Eterna y sus Siete Propiedades
La Naturaleza es nada más que las Propiedades de la Capacidad y el Poder de recibir el propio deseo que surge en la variación de la palabra viva, o sea, del Poder y la Virtud vivos donde las Propiedades se transforman en substancia; esta substancia es llamada substancia natural y no es Dios propiamente dicho, aunque Él habite completamente en la naturaleza y aunque la naturaleza lo comprenda perfectamente; esto ocurre porque la unidad de Dios se produce en sí mismo y se comunica por una substancia natural tornándose substancia, a saber, la substancia de la Luz, que rompe y penetra la naturaleza, actuando por sí misma; si no fuese así, la unidad de Dios sería incomprensible para la naturaleza, esto es, para la recepción deseosa. La Naturaleza surge en la palabra fluida de la percepción y del conocimiento Divino. La Naturaleza es la continua creación y producción de la percepción y de las ciencias; de la misma forma que la palabra actúa por la Sabiduría, la Naturaleza crea y produce en Propiedades. La Naturaleza es como un carpintero que construye una casa que la mente anteriormente imaginó y proyectó, es así como ella debe ser comprendida. Así como la mente eterna imagina en la eterna sabiduría de Dios en el Poder Divino y la transforma en idea, la naturaleza crea en propiedad. La Naturaleza en su primer plano, consiste en siete Propiedades que se dividen hasta el infinito.
La Primera Propiedad
La Primera Propiedad es el Deseo que causa y produce aspereza, agudeza, dureza, frío y substancia.
La Segunda Propiedad
La segunda Propiedad es lo activo, o la atracción del Deseo; ella hiere, quiebra y divide la dureza; corta en pedazos el deseo atraído; se multiplica y se varía a sí misma; es el campo del dolor amargo, y también la verdadera Raíz (Origen) de la Vida; es el volcán que lanza fuego.
La Tercera Propiedad
La tercera Propiedad es la perceptibilidad y sentimiento en la quiebra de la áspera dureza; y este es el campo de la Angustia y de la voluntad Natural, por donde la voluntad Eterna desea ser manifestada; o sea, será Fuego o Luz, a saber, un centelleo o brillo por donde pueden aparecer los poderes, aspectos y virtudes de la Sabiduría: en estas tres primeras Propiedades consiste el Fundamento de la Ira, del Infierno y de todo lo que es colérico. La Cuarta Propiedad
La cuarta Propiedad es el Fuego, donde la Unidad aparece, y es vista en la Luz, o sea, en el Amor ardiente (candente) y la Ira (cólera) en la Esencia del Fuego.
La Quinta Propiedad
La quinta Propiedad es la Luz cuya Virtud del Amor, juntamente con la Unidad, actúa en la substancia Natural.
La Sexta Propiedad
La sexta Propiedad es el sonido, voz, o comprensión natural, por donde los cinco sentidos trabajan espiritualmente, o sea, en una comprensión natural de la vida.
La Séptima Propiedad
La séptima Propiedad es el Objeto, o el tenor de las otras seis Propiedades, en la cual ellas actúan, como la Vida actúa en la Materia, y estas siete Propiedades son cierta y verdaderamente llamadas de la Región o Punto de la Naturaleza, donde las Propiedades permanecen en una única región.
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