Se extingue el día pero no el canto de la alondra.
Matsuo Basho
El haiku es un género poético japonés inspirado en el asombro y la emoción que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza. La brevedad del género justamente representa ese singular momento donde el autor se funde en la realidad de su experiencia. Generalmente consiste de diecisiete sílabas (llamadas moras), en versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente, aunque algunos especialistas señalan diferentes variaciones, pero no vamos a entrar en más detalles sobre las técnicas y diseños del haiku. Lo que queremos destacar sobre este magnífico género es la esencia de su contenido. Envuelto en una sencillez armoniosa, las palabras que componen un haiku no lleva palabras que llamen la atención por sí solas, más bien es la misma sencillez quien nos lleva a distanciarnos de las misma. Como decía Reginald Horace Blyth: “Un haiku es un dedo que apunta a la luna, pero si el dedo está ensortijado, el lector se fijará en el dedo, y no en la luna.” ¿Por qué en el título del artículo hablamos del Poder en este género poético? Porque el haiku en su esencia es la sensibilidad pura, sin la intromisión del ego, de lo que sucede fuera del autor, es la atención suprema, la observación de la realidad enteramente fundida en un solo momento. El “objetivo” por así llamarlo, es ponernos en la misma situación del poeta, en introducirnos en ese momento, dejar de lado todo lo demás para absorber aquello que no puede tocarse, que no puede entenderse, que no tiene nombre, que es el soplo y principio de la vida natural. Captar la esencia divina que se encuentra en la naturaleza, lo sagrado. Alejarse de uno mismo, para ser parte de la realidad, esa es la esencia natural del haiku. Por ejemplo:
La primavera ha llegado
Con toda sencillez:
Un ligero cielo amarillo.
Kobayashi Issa
El agua se cristaliza.
Las luciérnagas se apagan
Nada existe.
Chiyo-Ni Va persiguiendo
pétalos de cerezo
la tempestad.
Fujiwara no Teika
El ciruelo en flor
espera su maestro
en el jardín.
Takarai (Enomoto) Kikaku
Hacemos hincapié en la importancia del género por su aspecto espiritual, por la forma que uno es invitado a participar en la naturaleza eterna de cada momento. Vaciarnos completamente para poder entrar a la Verdad. Aprender que cada momento es un privilegio excepcional de nuestra experiencia, pero hasta no recorrer el camino de la observación desinteresada, seguiremos desaprovechando la oportunidad de hacernos uno con el todo. Aprovechando los tiempos actuales se podría resumir como el fotógrafo que aparece en su misma fotografía. El haiku, como todas las cosas verdaderas, es simple, sencillo, y en su sencillez, contiene lo complejo de su eternidad.
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