NO BUSQUE SU PROPIO SER EN LA MENTE
Los problemas de la mente no pueden resolverse en el nivel de la
mente. Una vez haya entendido la disfunción básica, no hay realmente mucho más que
usted necesite aprender o entender. Estudiar las complejidades de la mente puede
convertirlo en un buen psicólogo, pero eso no lo llevará más allá de la mente, lo mismo
que el estudio de la locura no es suficiente para producir la cordura. Usted ya ha
comprendido la mecánica básica del estado inconsciente: la identificación con la mente,
que produce un falso ser, el ego, como sustituto de su verdadero yo, arraigado en el Ser.
Usted se convierte en una "rama separada de la vid" como Jesús lo expresa.
Las necesidades del ego son infinitas. Se siente vulnerable y amenazado y por lo tanto
vive en un estado de miedo y de carencia. Una vez que usted sabe cómo opera la
disfunción básica, no hay necesidad de explorar todas sus innumerables manifestaciones,
no es necesario convertirlo en un complejo problema personal. Al ego, por supuesto, le
encanta eso. Siempre está buscando algo a que agarrarse para sostener y fortalecer su
ilusorio sentido de identidad, y se aferrará con gusto a sus problemas. Por eso, para
tantas personas, una gran parte de su sentido de sí mismas está íntimamente conectado
con sus problemas. Una vez que esto ha ocurrido, lo último que quieren es liberarse de
ellos: eso significaría pérdida de identidad. Puede haber una gran inversión inconsciente
de ego en el dolor y el sufrimiento.
Así que una vez que usted reconozca la raíz de la inconsciencia como la identificación
con la mente, que por supuesto incluye las emociones, usted puede salir de ella. Se
vuelve presente. Cuando usted está presente, puede permitir que la mente sea como es
sin enredarse en ella. La mente en sí no es disfuncional. Es una herramienta maravillosa.
La disfunción se establece cuando usted busca su identidad en ella y la confunde con lo
que usted es. Entonces se convierte en la mente egotista y domina la totalidad de su vida.
TERMINAR CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO
Parece casi imposible dejar de identificarse con la mente. Estamos todos inmersos en
ella. ¿Cómo se puede enseñar a volar a un pez?
Aquí está la clave. Termine con la ilusión del tiempo. El tiempo y la mente son
inseparables. Separe el tiempo de la mente y esta se detendrá, a menos que escoja usarla.
Estar identificado con su mente es estar atrapado en el tiempo: la compulsión de vivir
casi exclusivamente a través de la memoria y de la anticipación. Esto crea una
preocupación interminable con el pasado y el futuro y una negativa a reconocer y honrar
el momento presente y a permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado le da a
usted una identidad y el futuro contiene la promesa de la salvación o la realización en
cualquier forma. Ambas son ilusiones.
Pero sin un sentido del tiempo, ¿cómo funcionaríamos en este mundo? No habría
metas por las cuales esforzarse. No sabría siquiera quién soy, porque mi pasado me
hace el que soy ahora. Creo que el tiempo es algo muy precioso, y necesitamos
aprender a usarlo sabiamente, en lugar de desperdiciarlo.
El tiempo no es en absoluto precioso, porque es una ilusión. Lo que usted percibe
como precioso no es el tiempo sino el único punto que está fuera del tiempo: el Ahora.
Este es ciertamente precioso. Cuanto más se enfoque en el tiempo -pasado y futuro- más
pierde el Ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único. Es todo lo que hay.
El presente eterno es el espacio en que se despliega la totalidad de su vida, el único
factor que se mantiene constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en
el que su vida no fuera Ahora, ni lo habrá. En segundo lugar, el Ahora es el único punto
que puede llevarlo más allá de los confines limitados de la mente. Es su único punto de
acceso al reino sin tiempo y sin forma del Ser.
NADA EXISTE FUERA DEL AHORA
¿El pasado y el futuro no son tan reales como el presente, y a veces incluso todavía
más reales? Después de todo, el pasado determina quiénes somos, lo mismo que cómo
percibimos y actuamos en el presente. Y nuestras metas futuras determinan qué
acciones emprendemos en el presente.
Usted no ha captado todavía la esencia de lo que estoy diciendo porque está tratando
de entenderlo mentalmente. La mente no puede entender esto. Sólo usted puede. Por
favor, simplemente escuche. ¿Alguna vez ha experimentado, hecho, pensado o sentido
algo fuera del Ahora? ¿Cree que alguna vez lo hará? ¿Es posible que cualquier cosa
ocurra o sea fuera del Ahora? La respuesta es obvia ¿no?
Nunca nada ocurrió en el pasado, ocurrió en el Ahora. Nunca ocurrirá nada en el
futuro; ocurrirá en el Ahora.
Lo que usted considera el pasado es una huella de la memoria almacenada en la mente
de un Ahora anterior. Cuando usted recuerda el pasado, reactiva una huella de la
memoria, y lo hace ahora. El futuro es un Ahora imaginado, una proyección de la mente.
Cuando llega el futuro, llega como el Ahora. Cuando usted piensa en el futuro, lo hace
ahora. El pasado y el futuro obviamente no tienen realidad propia. Lo mismo que la luna
no tiene luz propia, sino que puede solamente reflejar la luz del sol, así el pasado y el
futuro son sólo pálidos reflejos de la luz, el poder y la realidad del presente eterno. Su
realidad es "prestada" del Ahora. La esencia de lo que estoy diciendo no puede ser
entendida por la mente. En el momento en que usted la capta, hay un cambio en la
conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. Súbitamente, todo se siente
vivo, irradia energía, emana Ser.
LA CLAVE DE LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL
En situaciones de emergencia que amenazan la vida, el cambio en la conciencia del
tiempo a la presencia ocurre a veces naturalmente. La personalidad que tiene un pasado
y un futuro se retira momentáneamente y queda reemplazada por una intensa presencia
consciente, muy calmada, pero muy alerta al mismo tiempo. Cualquier reacción que se
requiera surge entonces del estado de conciencia.
La razón por la que a algunas personas les encanta embarcarse en actividades
peligrosas, como el montañismo, las carreras de autos u otras, aunque puede que no sean
conscientes de ello, es que los fuerzan a entrar en el Ahora, ese estado intensamente
vívido que está libre del tiempo, libre de problemas, libre del pensamiento, libre del peso
de la personalidad. Resbalar fuera del momento presente, siquiera por un segundo,
puede significar la muerte. Desafortunadamente, llegan a depender de una actividad
particular para estar en ese estado. Pero usted no necesita escalar la cara norte del Eiger.
Puede entrar en ese estado ahora.
Desde los tiempos antiguos, los maestros espirituales de todas las tradiciones han
señalado al Ahora como la llave de entrada a la dimensión espiritual. A pesar de ello,
parece haber permanecido como un secreto. Ciertamente no se enseña en las iglesias y
los templos. Si usted va a una iglesia, puede escuchar lecturas de los Evangelios tales
como "No se preocupen por el día de mañana, porque cada día trae sus preocupaciones"
o "Nadie que pone sus manos en el arado y mira hacia atrás está listo para el Reino de
los Cielos". O puede oír el pasaje sobre la belleza de las flores que no se preocupan por
el mañana sino que viven tranquilas en el Ahora sin tiempo y Dios provee
abundantemente para ellas. La profundidad y la naturaleza radical de estas enseñanzas
no son reconocidas. Nadie parece darse cuenta de que fueron dichas para ser vividas y
para traer así una profunda transformación interior.
Toda la esencia del Zen consiste en caminar por el filo de la navaja del Ahora, en estar
tan absolutamente, tan completamente presente, que ningún problema, ningún
sufrimiento, nada que no sea quién es usted en su esencia, pueda sobrevivir en usted. En
el Ahora, en la ausencia del tiempo, todos sus problemas se disuelven. El sufrimiento
necesita del tiempo; no puede sobrevivir en el Ahora.
El gran maestro de Zen, Rinzai, para apartar la atención de sus alumnos del tiempo,
levantaba su dedo y preguntaba lentamente: "¿Qué falta en este momento?" Una
pregunta poderosa que no necesita respuesta en el nivel de la mente. Tiene la intención
de llevar su atención profundamente al Ahora. Una pregunta similar en la tradición Zen
es esta: "Si no ahora ¿cuándo?"
El Ahora es también fundamental en la enseñanza del sufismo, la rama mística del
Islam. Los sufís tienen un dicho: "El sufí es el hijo del tiempo presente". Y Rumi, el
gran poeta y maestro del sufismo, declara: "El pasado y el futuro ocultan a Dios de
nuestra mirada; quémalos con fuego".
Meister Eckhart, el maestro espiritual del siglo XIII, lo sintetizó maravillosamente: "El
tiempo es lo que impide que la luz llegue a nosotros. No hay mayor obstáculo hacia Dios
que el tiempo".
ACCEDER AL PODER DEL AHORA
Hace un momento, cuando usted habló del presente eterno y de la irrealidad del
pasado y del futuro, me sorprendí mirando al árbol que está allá afuera. Lo había
mirado unas cuantas veces antes, pero esta vez era diferente. La percepción externa no
había cambiado mucho, excepto que los colores parecían más brillantes y vibrantes.
Pero ahora tenía una nueva dimensión. Es difícil de explicar. No sé cómo, pero era
consciente de algo invisible que sentía que era la esencia de ese árbol, su espíritu
interior, si se quiere. Y de alguna forma yo era parte de eso. Me doy cuenta ahora de
que no había visto verdaderamente el árbol antes, sólo una imagen plana y muerta de
él. Cuando miro a ese árbol ahora, aún está presente algo de esa conciencia, pero
puedo sentir cómo se está desvaneciendo. Es decir, la experiencia está ya retirándose al
pasado. ¿Algo como esto puede ser alguna vez más que un atisbo fugitivo?
Usted estuvo libre del tiempo por un momento. Se movió en el Ahora y por lo tanto
percibió el árbol sin la pantalla de la mente. La conciencia del Ser formó parte de su
percepción. Con la dimensión intemporal viene una forma diferente de conocer, que no "mata" el espíritu que vive en cada criatura y en cada cosa. Un conocer que no destruye la sacralidad y el misterio de la vida sino que contiene un amor profundo y una reverencia por todo lo que es. Un conocimiento del que la mente no sabe nada.
La mente no puede conocer al árbol. Sólo puede conocer hechos o información sobre
el árbol. Mi mente no puede conocerlo a usted, sólo etiquetas, juicios, hechos y
opiniones sobre usted. Sólo el Ser conoce directamente.
Hay un lugar para la mente y el conocimiento de la mente. Está en el reino práctico del
vivir día a día. Sin embargo, cuando domina todos los aspectos de su vida, incluyendo
sus relaciones con los demás seres humanos y con la naturaleza, se vuelve un parásito
monstruoso que, si no se controla, puede perfectamente acabar matando toda la vida en
el planeta y finalmente a sí mismo al matar a quien lo alberga.
Usted ha tenido un destello de cómo la ausencia de tiempo puede transformar sus
percepciones. Pero una experiencia no es suficiente, no importa cuán bella o profunda
sea. Lo que se necesita y a lo que nos referimos es a un cambio permanente en la conciencia.
Así pues, rompa el viejo patrón de la negación del momento presente y de la
resistencia al presente. Convierta en práctica retirar la atención del pasado y el futuro
cuando no los necesite.
Salga de la dimensión del tiempo lo más posible en la vida diaria. Si encuentra difícil
entrar en el Ahora directamente, empiece por observar la tendencia habitual de su mente
a querer escapar del Ahora. Observará que el futuro se imagina habitualmente como
mejor o peor que el presente. Si el futuro imaginado es mejor, le da placer o anticipación
placentera. Si es peor, crea ansiedad. Ambos son ilusorios. A través de la observación de
sí mismo, automáticamente aparece más presencia en su vida. En el momento en que
usted se da cuenta de que no está presente, usted está presente. Siempre que es capaz de
observar su mente, deja de estar atrapado en ella. Ha entrado otro factor, algo que no es
de la mente: la presencia testigo.
Esté presente como el observador de su mente, de sus pensamientos y emociones así
como de sus reacciones en las distintas situaciones. Esté al menos interesado en sus
reacciones así como en la situación o la persona que lo hace reaccionar. Fíjese también
en la frecuencia con que su atención está en el pasado o en el futuro. No juzgue o analice
lo que observa. Observe el pensamiento, sienta la emoción, observe la reacción. No los
convierta en un problema personal. Sentirá entonces algo más poderoso que cualquiera
de las cosas que observa: la presencia tranquila, observadora que está más allá del
contenido de la mente, el observador silencioso.
Se necesita presencia intensa cuando ciertas situaciones disparan una reacción con
fuerte carga emocional, como cuando su autoimagen es amenazada, cuando surge una
amenaza en su vida que dispara el miedo, cuando las cosas "van mal" o surge un
complejo emocional del pasado. En esos casos la tendencia es que usted se vuelva
"inconsciente". La reacción o la emoción lo domina, usted "se convierte" en ella. Usted
la representa. Usted justifica, quita la razón al otro, ataca, defiende... claro que no es
usted, es su patrón de reacción, la mente en su modo habitual de supervivencia.
La identificación con la mente le da a ella más energía, la observación se la retira. La
identificación con la mente crea más tiempo, la observación abre la dimensión de la
ausencia de tiempo. La energía que se retira de la mente se convierte en presencia. Una
vez que usted pueda sentir lo que significa estar presente, se vuelve mucho más sencillo
simplemente escoger salir de la dimensión del tiempo siempre que no es necesario para
propósitos prácticos y trasladarse más profundamente al Ahora. Esto no impide su
habilidad para usar su mente. De hecho, la realza. Cuando usted use su mente será más
aguda, más centrada.
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