ELMIRA, NUEVA YORK, 5 DE FEBRERO DE 1869
Mis queridos madre, hermano,
hermanas, sobrino,
sobrina y Margaret:
Esta carta es para informaros que ayer, 4 de febrero, me comprometí debida,
solemne e irrevocablemente a casarme con la Srta. Olivia Langdon, de 23 años y
medio de edad, hija única de Jervis y Olivia Langdon, de Elmira, Nueva York. Amén.
Es la mejor joven del mundo, la más sensible y no podría estar más orgulloso de ella.
Puede pasar un tiempo hasta que nos casemos, pues no soy lo bastante rico como
para ofrecerle una casa confortable ahora mismo, y no quiero que nadie me ayude.
Puedo conseguir una octava parte del Cleveland Herald por 25 000$ y lo he arreglado
para poder pagarlo a medida que gane el dinero con mi propio esfuerzo. Echaré un
vistazo más alrededor, y si no encuentro nada mejor, lo aceptaré.
No me preocupa que mi futura esposa no os agrade: si pasáis con ella veinticuatro
horas y no os encanta, habréis logrado lo que nunca nadie ha conseguido desde su
nacimiento. Simplemente, se gana el afecto de todo el que se cruza en su camino, de
un modo natural. Mi profecía estaba en lo cierto. Ella me dijo que nunca podría
quererme, que nunca lo haría, pero se fijó la tarea de hacer de mí un cristiano. Yo le
dije que lo conseguiría, pero que entretanto cavaría inconscientemente un hoyo
marital y que acabaría por caer en él… y ¡he aquí que la profecía se ha cumplido! Ha
estado en Nueva York hace un día o dos y George Wiley, su mujer y Clara la han
conocido. Preguntadles si queréis. La veréis dentro de muy poco. Amor para todos.
Afectuosamente
SAM
P. D. Estaré aquí una semana.
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