Febrero, 26 de 1867.
Mi estimado Wallace:
Bates ha estado en lo correcto; tú eres el hombre a quien recurrir ante una dificultad. Nunca escuché nada más ingenioso que tu sugerencia, y espero que puedas probar que es cierta. Es un espléndido caso el de las mariposas blancas; templa la sangre de uno al ver que una teoría está a punto de ser cierta. Respecto a la belleza de las mariposas hembras, debo pensar que se debe a una selección sexual. Hay cierta evidencia que las del tipo Dragón, son atraídas por Las de colores brillantes, pero lo que me lleva a mí a tal conclusión es la existencia de tantas Orthopetras y Cícadas con figuras de instrumentos musicales. Siendo éste el caso, la analogía de los pájaros me hace creer en una selección de sexo con respecto al color de los insectos. Ojalá disponga del tiempo y fuerza de efectuar algunos de los experimentos que me has sugerido, pero no creo poder tener en confinamiento a un par de ellas por cierta dificultad que he escuchado existe en tal caso.
La razón por la cual estoy tan interesado en estos momentos acerca de la selección sexual se debe a que estoy por publicar un pequeño ensayo acerca del origen de la raza humana y que la selección sexual ha sido el principal agente en formar a las diferentes razas humanas.
Gracias por tu interesante carta. A tu disposición.
Ch. Darwin
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