Harar, viernes 23 de julio de 1881
Queridos amigos,
Últimamente he recibido una carta suya, del mes de mayo o junio. Se extrañan del
retraso del correo pero esto no es justo: aunque tarden las cartas llegan más o menos
regularmente y en cuanto a los paquetes, cajas y libros de allí, los he recibido todos a
la vez, hace más de cuatro meses y les acusé recibo. La distancia es enorme, eso es
todo; la doble travesía del desierto duplica la distancia postal.
No les olvido en absoluto, ¿cómo podría? si mis cartas son demasiado breves es
porque estoy siempre de expedición, y siempre hay prisa a la hora de salida del
correo y sólo pienso en ustedes. ¿Y qué quieren que les cuente de mi trabajo aquí que
no sea que me repugna? ¿Y del país que lo detesto? ¿Y para qué seguir? Ya les
contaré los experimentos que he hecho. Me he cansado extraordinariamente y sólo
me han aportado la fiebre que persiste desde hace quince días, como la que tuve en
Roche hace dos años. Pero qué quieren ustedes, ahora estoy hecho a todo y no tengo
miedo de nada.
Próximamente llegaré a un acuerdo con la compañía para que pongan mis salarios
en sus manos y les sean pagados en Francia regularmente por trimestre. Les haré
pagar primero todo lo que me deben hasta la fecha para que a continuación el trámite
sea regular. ¿Qué quieren que haga con una moneda improductiva en África?
Comprarán inmediatamente un título con un valor o una renta con las sumas que
reciban. Las depositarán a mi nombre en un notario de confianza; o lo arreglan como
sea más conveniente, invirtiéndolo en un banco de los alrededores. Las dos únicas
cosas que deseo son: que estén bien colocadas y seguras a mi nombre y que renten.
Sólo me faltaría estar seguro de que no estoy en deuda con la ley militar, no sea
que luego vengan y de una manera o de otra me impidan disfrutarlo.
Ustedes se cobrarán la cantidad que les plazca sobre los intereses producidos por
las sumas colocadas por sus medios.
La primera cantidad que podrían percibir de aquí a tres meses se eleva a 3000
francos. No necesito por el momento este dinero, y no puedo hacer nada para que
produzca aquí.
Les deseo éxito en sus tareas.
No se cansen, ¡no es razonable! ¿la salud y la vida no son más preciosas que todas
las otras basuras del mundo?
Vivan tranquilamente.
Rimbaud
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