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Foto del escritorAmenhotep VII

la rosa secreta - william butler yeats



Lejana, muy secreta, inviolada Rosa,

estréchame en mi hora de las horas;

y quienes te buscaron en el Santo Sepulcro

o en el tonel de vino, moraron más allá

de los tumultos de sueños derrotados; y profundos,

entre párpados grises muy pesados de sueño,

los hombres han nombrado la belleza. Tus grandes hojas muestran

las barbas antiguas de los coronados Reyes Magos,

sus yelmos de rubí y oro; ye! rey cuyos ojos contemplara

las Manos Traspasadas en la Cruz elevarse

en druídicos vapores, y las teas apagarse,

hasta que e! vano frenesí lo despertara y muriera.

Y aquel que halló a Fand caminando entre llamas de rocío,

junto a una costa gris que el viento no soplaba

y perdió mundo y Emer por un beso.

Y el que llevó los dioses fuera de los muros

y se entregó al festín hasta que cien rojas albas

contemplara y llorara los túmulo s de sus muertos.

El rey altivo y soñador que penas y coronas arrojara

y al bufón y al poeta convocando,

morara en hondos bosques con los errantes manchados de vino.

Y el que vendió labranza, casa y bienes

y buscó en mar y tierra por años incontables,

y al final encontró, entre risas y llanto

mujer tan radiante en su belleza

que los hombres trillaban el cereal hasta la noche

por un rizo robado, por un pequeño rizo.

Y yo también aguardo ese momento:

las grandes tempestades de tu amor, de tu odio.

¿Cuándo se arrojarán las estrellas del cielo

y como chispas de herrería morirán?

¿Ciertamente, ha llegado tu hora, tus tempestades soplan,

lejana, muy secreta, inviolada Rosa?

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