Cerraron el camino que atravesaba el bosque
hace ya setenta años.
El mal tiempo, la lluvia, lo han borrado.
Y ahora nadie diría que una vez,
antes de que arraigasen los árboles, incluso,
hubo un camino aquí, atravesando el bosque.
Está bajo el brezal y las anémonas,
lo tapan los arbustos;
y sólo el viejo guarda
sabe que, donde anidan las torcaces
y el tejón se revuelca, hubo un camino
atravesando el bosque.
Pero si vas allí
en verano, ya tarde, cuando el aire
de la noche se enfría en los estanques
donde nadan las truchas y las nutrias
llaman a sus parejas sin temer a los hombres
que no han visto jamás,
oirás —si vas allí— el trote de un caballo
y el roce de una falda en las hojas mojadas
abriéndose camino
por la oscuridad, como
si conocieran, ellos,
el camino que atravesaba el bosque,
ahora que ya no existe ese camino
que atravesaba el bosque.
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