Amor, Fortuna, y mi conciencia, esquiva
ante el presente, y vuelta hacia el pasado,
tal me afligen, que a veces he envidiado
a cuantos se hallan en la opuesta riba.
Me acaba Amor, y de alivio me priva
Fortuna, y mi conciencia un llanto airado
y estólido destila; y, apenado,
siempre conviene que llorando viva.
No ha de volver el dulce tiempo ido,
y el que viene traerá peor mudanza;
y de mi curso ya he pasado medio.
No de un diamante real, de uno fingido
veo huir de mis manos la esperanza,
y a mis designios, ay, partir por medio.
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