A veces, y el sueño es triste,
en mis deseos existe
lejanamente un país
donde ser feliz consiste
solamente en ser feliz.
Se vive como se nace,
sin querer y sin saber.
En esa ilusión de ser,
el tiempo muere y renace
sin que se sienta correr.
El sentir y el desear
no existen en esa tierra.
Y no es el amor amar
en el país donde yerra
mi lejano divagar.
Ni se sueña ni se vive:
es una infancia sin fin.
Y parece que revive
ese imposible jardín
que con suavidad recibe
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